martes, 9 de noviembre de 2010

REPORTE - Majestuosos Tacana y Tajumulco

Reporte: Majestuosos Tacana y Tajumulco
Del viernes 29 de octubre al lunes 1 de noviembre 2010
Por Jose Carlos Arriola



A tempranas horas de la mañana nos encontrábamos llegando al municipio de Sibinal para nuestro primer ascenso de la trilogía de occidente. Luego de un viaje de casi de diez horas por la noche, la emoción de iniciar el ascenso creo que fue suficiente para hacer desperecer cualquier secuela del desvelo en ese momento.

Un ascenso que seria agotador no solo por su larga duración, sino porque mucho del terreno que atravesaríamos seria inclinado. Iniciamos por la tradicional ruta del caracol hasta llegar a una carretera. Un recorrido de alrededor de una hora por un cerro que al verlo simplemente de frente parece ser una pared completamente vertical, pero que permite una vereda en zigzag simulando la espiral de un caracol alargada en sus extremos. Luego de salir a la carretera llegamos a una casa sencilla de madera conocida como Haciendita, en donde nunca hace falta comprar un jugo para aliviar la sed. Luego de un breve descanso iniciamos un corto ascenso por un bosque bastante tupido pero seco en esta época del año para llegar a una serie de columpios entre pajonales y laderas. Ya en este punto podía apreciarse la altura que estábamos ganando por los paisajes comparables con nacimientos de navidad, típicos de estas zonas del país. Mas arriba llegábamos ya a unos sembradíos de papa, dispersos en una inclinada plataforma de varios cientos de metros. El ascenso por estos sembradíos, es en mi opinión, la parte mas critica de la ruta debido a que se camina descubierto al sol, es un terreno bastante complicado por la inclinación y se encuentra en una etapa intermedia del recorrido. El cansancio adquirido en este punto sera determinante para la etapa final y mas complicada de toda la ruta hacia el campamento. Luego de salir de los sembradíos de papa nos encontramos ya en las proximidades de unos potreros. Estos potreros se encuentran rodeados por exuberantes bosques de pino y una diversidad de plantas que hacen que el lugar parezca el sitio ideal para pasar toda una vida de tranquilidad y paz. Mas adelante nos encontrábamos ya en la recta final, luego de mas de cinco horas de recorrido bajo el sol y de pasar por el caracol y los sembradíos de papa, mas el desvelo de la noche anterior, el cansancio es evidente. El peso de la mochila se hace notar y solo dan ganas de acostarse y quedarse dormido. Pero el campamento aun esta lejos y hace falta un ultimo ascenso por una montaña que pareciera ser virgen, no hay ruta una ruta bien definida y por momentos pareciera ser que la única opción es a campo traviesa. Y aun hace falta un ingrediente mas para alcanzar el cansancio extremo, la altura que ya en estos momentos es cercana a los cuatro mil metros y que causa una fatiga que pareciera ser inexplicable. Pasan la horas y finalmente aparece el obstáculo mas grande del montañismo, un competidor que solo nosotros podemos ver, es un espejo que aparece justo en frente de nuestro espíritu y que se convierte en nuestro contrincante. Solo aquellos con la suficiente fuerza, resistencia y determinación logran vencerlo. Ya no se ve mas que subir, solo un angosto cañón con un fondo completamente plano e ideal para descansar. Hemos llegado ya a Laguna Seca, el lugar para montar campamento.

Al día siguiente el asalto a la cumbre es simplemente espectacular. Como que el cansancio del día anterior hubiera sido un tributo a Dios para ser merecedores de una vista de no solo nuestro país, sino también de nuestro vecino país de México. Todas las montañas del altiplano guatemalteco incluyendo la cadena volcánica de occidente hasta el coloso Volcán de Agua y el litoral del pacifico.

Luego nos encontrábamos ya en descenso y listos para nuestro siguiente destino, la aldea Tuichán, donde dormiríamos algunos en el bus y otros en campamento, para salir de madrugada a la segunda cumbre, el volcán Tajumulco.

Una cumbre que sin duda alguna tendría un significado diferente para cada quien. Eran ya las cuatro y media de la mañana cuando nos encontrábamos caminando rumbo a la cumbre del volcán Tajumulco. Frío, obscuridad y cansancio eran lo único que se percibía a esas horas, muchos ya preguntándose que hacían ahí. Un par de horas mas y toda duda quedo resuelta. Era el amanecer que se hacia ver desde el este, un sol tímido que aparecía por una ladera cubierta de altos arboles que filtraban los jóvenes rayos de luz por sus troncos y delgadas ramas, tiñendo de tonalidades naranja los paisajes a nuestro alrededor. Nada mas energizante para seguir con el recorrido. Un par de horas mas y nos encontrábamos de nuevo en la recta final para la cumbre. Y una vez mas con la vista puesta en el altiplano, como que fuera una pintura que solo puede ser apreciada por montanistas y que aparece ahí, cada vez que estamos a punto de alcanzar la gloria, la siempre majestuosa cadena volcánica de Guatemala que nos hace pensar que es lo que nos impulsa a conquistar mas cumbres y que nos hará recordar de donde venimos en futuras expediciones. La cumbre del volcán Tajumulco, el techo de Centroamérica, el punto mas alto al que podremos caminar en nuestro país.

El descenso y ya estábamos de nuevo en el bus listos para el regreso a casa después de tres días de viaje, pero no sin antes pasar por nuestra ultima cumbre, el volcán San Antonio.

Tres días de viaje por las dos cumbres mas altas de no solo nuestro país, sino de toda una región. Muchos dirán ¿Porque que lo hacen? ¿Porque pasar tres días de asueto lejos del hogar, de la familia, de los amigos? ¿Y hasta porque poner a prueba nuestras capacidades físicas y mentales? Creo que es una respuesta que cada quien tiene dentro de si, un concepto de montaña que no se forma en la montaña, sino en casa, al recordar y reflexionar sobre las experiencias vividas. Ese sentimiento que nos impulsara a volver y que se manifiesta de diferente forma en cada quien, para algunos sera por conquistar mas cumbres, para otros sera una forma de escape de la rutina, para otros sera una prueba física, para otros sera encontrar rutas diferentes, etc. Pero sin duda alguna, montañistas de buena fe seremos solo aquellos que sepamos apreciar y conservar la naturaleza, a hacer desaparecer diferencias, a vencer nuestros miedos y a entrenarnos para superar nuestras limitaciones.

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